Un ordenador no es un electrodoméstico
Por mucho que se venda la idea de la informática sencilla y alcance de todos, un ordenador no es un electrodoméstico. Los sistemas operativos (todos ellos en general) vienen, en cada nueva versión, con un mayor número de asistentes, tratando de poner al alcance de cualquiera todo el potencial de estos aparatos. Pero no es suficiente y, en la siguiente versión, habrá todavía más asistentes, más claros, usando un lenguaje más llano... y será mayor el número de páginas de ayuda. Y seguirá siendo mayormente un esfuerzo inútil. Los asistentes nunca terminarán de incluir todas los problemas posibles y, la ayuda, es como las licencias, casi nadie la lee.
Se vende el ordenador como un televisor o un microondas, enchufar y pulsar el botón de encendido. Puede ser suficiente con esos dos aparatos, pero, si ni siquiera es suficiente con algo un pelín más complicado como un video (¿Cuántos videos marcan la hora correcta? ¿Cuántos videos se usan para algo más que reproducir las peliculas del videoclub? Y eso que todos traen manual de instrucciones) ¿Cómo va a ser suficiente con algo que es, al mismo tiempo, un televisor, un vídeo, un teléfono, un fax, un completo equipo de oficina, un cadena de alta definición, un estudio de sonido o vídeo o diseño gráfico, una consola de videojuegos, tiene capacidades de videoconferencia... y además puede utilizar (y servir él mismo) todos los servicios de Internet (WWW, FTP, correo, IRC...)? Y esto no es todo, porque la esencia de un ordenador es ser programable. Las cosas que es capaz de hacer siempre pueden ampliarse.
Con un ordenador sin acceso a la Red, aunque un usuario no sepa lo que hace no pasará grandes apuros, utilizará lo que sepa o le interese, con más o menos problemas, pero nada más. Conectado a Internet, un usuario que no sepa lo que hace está paseando por un barrio peligroso sin darse cuenta (y si, además, utiliza Windows, ha dejado aparcado su coche sin cerrar y con las llaves en el contacto, con la cartera y las tarjetas de crédito en la guantera).
No existe un sistema operativo perfectamente seguro. Si acaso, unos más seguros que otros recién terminada la instalación inicial. En casi todos es posible alcanzar un nivel de seguridad aceptable (si no casi perfecta), por lo que, sea cual sea el sistema operativo que se utilice, habrá que dedicarle cierto tiempo a conocer que medidas se deben tomar y a adoptarlas.
Si tuviera que recomendar un sistema operativo a alguien que no quisiera complicarse la vida con éstas cosas, desde luego no le recomendaría un Windows. En cualquiera de sus distintas versiones, es el más inseguro de todos los sistemas operativos (recién instalado, luego puede mejorarse con algo de tiempo y sabiendo lo que se hace). Cualquier otro le haría un mejor papel. Distintas distribuciones del sistema operativo Linux ofrecen, gratuitamente, suficiente software recién instaladas para que un usuario corriente no eche en falta nada (¿Por otro lado, qué puede hacerse con un Windows recién instalado? Realmente muy poca cosa) y en un entorno mucho más seguro.
Aún así, no es posible distanciarse del tema de la seguridad. Todos los programas son susceptibles de tener vulnerabilidades y, de vez en cuando, habrá que instalar algún parche. Tampoco es posible el uso seguro de un sistema Linux siendo completamente ignorante. No porque sea más complicado de usar (todos son fáciles de usar, lo que es complicado, en cualquier sistema, es configurarlo y administrarlo), sino porque hay que saber, por lo menos, que la cuenta de superusuario (root o administrador) no es para navegar por internet. Con eso será suficiente. (Nota mental: Alguien debería decírselo a los usuarios de Windows XP).
Utilizar un ordenador es fácil. Resolver los problemas que puedan surgir no es fácil ni sencillo. No importa cual sea el número de asistentes que traiga el sistema operativo, ni lo amplia que sea la ayuda.
El ordenador estará más cerca de ser un electrodoméstico (y la informática realmente fácil y al alcance de todos) cuando el sistema operativo estándar sea razonablemente seguro y dé el mínimo de problemas. ¿No suena a Windows, verdad?
Se vende el ordenador como un televisor o un microondas, enchufar y pulsar el botón de encendido. Puede ser suficiente con esos dos aparatos, pero, si ni siquiera es suficiente con algo un pelín más complicado como un video (¿Cuántos videos marcan la hora correcta? ¿Cuántos videos se usan para algo más que reproducir las peliculas del videoclub? Y eso que todos traen manual de instrucciones) ¿Cómo va a ser suficiente con algo que es, al mismo tiempo, un televisor, un vídeo, un teléfono, un fax, un completo equipo de oficina, un cadena de alta definición, un estudio de sonido o vídeo o diseño gráfico, una consola de videojuegos, tiene capacidades de videoconferencia... y además puede utilizar (y servir él mismo) todos los servicios de Internet (WWW, FTP, correo, IRC...)? Y esto no es todo, porque la esencia de un ordenador es ser programable. Las cosas que es capaz de hacer siempre pueden ampliarse.
Con un ordenador sin acceso a la Red, aunque un usuario no sepa lo que hace no pasará grandes apuros, utilizará lo que sepa o le interese, con más o menos problemas, pero nada más. Conectado a Internet, un usuario que no sepa lo que hace está paseando por un barrio peligroso sin darse cuenta (y si, además, utiliza Windows, ha dejado aparcado su coche sin cerrar y con las llaves en el contacto, con la cartera y las tarjetas de crédito en la guantera).
No existe un sistema operativo perfectamente seguro. Si acaso, unos más seguros que otros recién terminada la instalación inicial. En casi todos es posible alcanzar un nivel de seguridad aceptable (si no casi perfecta), por lo que, sea cual sea el sistema operativo que se utilice, habrá que dedicarle cierto tiempo a conocer que medidas se deben tomar y a adoptarlas.
Si tuviera que recomendar un sistema operativo a alguien que no quisiera complicarse la vida con éstas cosas, desde luego no le recomendaría un Windows. En cualquiera de sus distintas versiones, es el más inseguro de todos los sistemas operativos (recién instalado, luego puede mejorarse con algo de tiempo y sabiendo lo que se hace). Cualquier otro le haría un mejor papel. Distintas distribuciones del sistema operativo Linux ofrecen, gratuitamente, suficiente software recién instaladas para que un usuario corriente no eche en falta nada (¿Por otro lado, qué puede hacerse con un Windows recién instalado? Realmente muy poca cosa) y en un entorno mucho más seguro.
Aún así, no es posible distanciarse del tema de la seguridad. Todos los programas son susceptibles de tener vulnerabilidades y, de vez en cuando, habrá que instalar algún parche. Tampoco es posible el uso seguro de un sistema Linux siendo completamente ignorante. No porque sea más complicado de usar (todos son fáciles de usar, lo que es complicado, en cualquier sistema, es configurarlo y administrarlo), sino porque hay que saber, por lo menos, que la cuenta de superusuario (root o administrador) no es para navegar por internet. Con eso será suficiente. (Nota mental: Alguien debería decírselo a los usuarios de Windows XP).
Utilizar un ordenador es fácil. Resolver los problemas que puedan surgir no es fácil ni sencillo. No importa cual sea el número de asistentes que traiga el sistema operativo, ni lo amplia que sea la ayuda.
El ordenador estará más cerca de ser un electrodoméstico (y la informática realmente fácil y al alcance de todos) cuando el sistema operativo estándar sea razonablemente seguro y dé el mínimo de problemas. ¿No suena a Windows, verdad?
5 comentarios
Juan -
Anónimo -
D4 -
James, la mala publicidad, también es buena publicidad.
James -
Christian Van Der Henst S. -